Jóvenes evangélicos hispanos redefinen el panorama político en Estados Unidos

Históricamente, la política hispana en Estados Unidos ha estado dominada por temas como la inmigración y los derechos laborales. Sin embargo, un nuevo actor está ganando protagonismo y redefiniendo el panorama electoral: la creciente población de jóvenes evangélicos hispanos.
En las últimas dos décadas, el voto evangélico hispano ha crecido significativamente, especialmente en estados como Florida, Texas, Arizona y Carolina del Norte. Según el Pew Research Center, los hispanos evangélicos representan hoy cerca del 20% del electorado latino, una cifra que continúa en aumento a medida que más congregaciones se establecen en áreas suburbanas y rurales.
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A medida que esta demografía florece, los partidos políticos de ambos lados del espectro están comenzando a prestar atención a un grupo que equilibra la fe conservadora en lo social con las realidades de la vida en una sociedad diversa.
Un reciente estudio del Public Religion Research Institute (PRRI) reveló que los protestantes hispanos fueron el único grupo con un aumento dramático en su apoyo al nacionalismo cristiano entre 2022 y 2024. Este dato, aunque complejo, subraya una tendencia: los votantes hispanos evangélicos están cada vez más influenciados por su fe a la hora de tomar decisiones políticas.
El Pew Research también ha documentado la importancia de la religión en la vida de los hispanos en EE.UU., con la mayoría considerando que la fe es muy importante.
“Nuestra fe nos obliga a ser una voz en el ámbito público”, dice Esteban Rodríguez, pastor de una congregación en Kissimmee, Florida. “Los jóvenes no solo quieren ver a sus líderes hablar de la Biblia, sino que también exigen que la fe se traduzca en acción política. Es una gran responsabilidad, y no es algo que los pastores podamos ignorar”.
Esta nueva generación, que a menudo se siente dividida entre sus convicciones sobre temas como el aborto y su deseo de una reforma migratoria justa, se ha convertido en un bloque electoral codiciado. Un artículo de Arizona Capitol Times ha destacado esta encrucijada, citando al pastor Arturo Laguna, quien describe la situación como “un momento complicado porque, por un lado, estamos en contra del aborto, y por otro, nos preocupa la retórica aguda en torno a la inmigración”.
“Mi fe guía mi voto, pero también mis expectativas de justicia y responsabilidad social”, comenta Daniela Cruz, una estudiante universitaria de origen mexicano en Houston. “No queremos que los políticos nos usen; queremos que escuchen nuestras convicciones”.
En las elecciones presidenciales de 2020, cerca del 35 % de los hispanos evangélicos votó por Donald Trump, una cifra superior al promedio general del voto latino. Analistas del PRRI indican que esa proporción podría aumentar si los republicanos mantienen su enfoque en temas morales y libertad religiosa. Sin embargo, los demócratas también han comenzado a acercarse a este sector, apelando a su preocupación por la justicia social, la familia y la equidad.
El reto para los partidos es claro: no existe una sola “caja” política para los evangélicos hispanos. Sus votos no pueden darse por sentados. Los líderes de la iglesia, por su parte, se encuentran en un proceso de adaptación, buscando cómo guiar a sus congregaciones en un ambiente político cada vez más polarizado.
De cara a las próximas elecciones de 2026 y 2028, los jóvenes evangélicos hispanos podrían ser decisivos en contiendas locales y nacionales. Su capacidad de organización, su presencia digital y su compromiso con la fe los están convirtiendo en un movimiento emergente con identidad propia, que podría redefinir la relación entre religión y política en los Estados Unidos.