Iglesias evangélicas hispanas luchan por retener a la juventud nacida en EEUU

El crecimiento de las iglesias evangélicas hispanas en Estados Unidos es innegable; son congregaciones más jóvenes y activas en evangelismo que el promedio. Sin embargo, este crecimiento es agridulce.
Mientras la primera generación de inmigrantes alimenta la vitalidad de la fe, las iglesias enfrentan el desafío de discipular y retener a la llamada segunda generación: los hijos de inmigrantes que crecieron en suelo estadounidense, balanceando dos culturas e, incluso, dos idiomas.
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El dilema se centra en la identidad y el lenguaje. Según un estudio comisionado por el Instituto de la Juventud de Fuller (Fuller Youth Institute), a menudo los modelos convencionales de ministerio juvenil están diseñados para la primera generación, lo que puede alejar a los jóvenes latinos nacidos en EEUU, quienes se sienten como si vivieran en un "puente" entre dos mundos.
"Muchos de nuestros jóvenes se sienten en el medio. Hablan 'Spanglish' y sus preocupaciones ya no son solo las de sus padres. Tienen un profundo sentido de lo que significa ser estadounidense, pero la conexión con sus raíces es vital para su fe", comenta el Reverendo Samuel Rodríguez, presidente de la Coalición Nacional de Liderazgo Hispano Cristiano (NHCLC).
"La iglesia debe dejar de ser una parada de autobús y convertirse en un hogar donde ambas culturas se sientan plenamente aceptadas", agrega Rodríguez.
El desafío es pastoral y práctico. La mayoría de las iglesias hispanas fueron fundadas por y para la generación de inmigrantes que habla predominantemente español, pero los hijos de estos, que asisten a escuelas y universidades en inglés, necesitan un enfoque que honre su identidad bilingüe y bicultural.
"El escenario se complica cuando los hijos nacidos aquí no dominan el español […], haciendo la comunicación algo sumamente difícil", señala un artículo de Coalición por el Evangelio sobre los desafíos de la iglesia hispana.
Esta brecha lingüística y cultural es a menudo la principal causa de deserción entre los jóvenes latinos evangélicos. Para evitarlo, algunas iglesias han comenzado a adoptar un enfoque completamente bilingüe o a establecer servicios y programas de discipulado en inglés que sean culturalmente sensibles.
Scott McConnell, director ejecutivo de Lifeway Research, ha señalado que, si bien las congregaciones hispanas son muy activas en atraer nuevas personas y el compañerismo es fuerte, las distracciones culturales en Estados Unidos y la falta de tiempo (debido a las largas horas de trabajo de las familias) son barreras persistentes.
La clave, según expertos y líderes, es invertir en el desarrollo de liderazgo joven latino. Un reporte sobre la necesidad de la pastoral juvenil hispana enfatiza la importancia de una formación que combine la enseñanza bíblica y espiritual con el desarrollo de habilidades prácticas, animando a los jóvenes a asumir roles de liderazgo que transformen sus comunidades.
"No se trata solo de traducir el mensaje; se trata de contextualizar el Evangelio a la experiencia del joven latino que está navegando la identidad, la asimilación y la fe, todo al mismo tiempo", afirma la pastora Elizabeth Peña, líder de jóvenes en una mega iglesia de Texas.
"Si no los empoderamos hoy, estaremos perdiendo a la generación del mañana", asegura Peña.
Para las iglesias evangélicas hispanas, el futuro no está solo en alcanzar al inmigrante, sino en construir ese "puente" firme para que la próxima generación, la que lleva el nombre de Cristo y el apellido latino, se sienta verdaderamente en casa en la fe de sus padres.